lunes, 21 de mayo de 2018

Ignorancia fruto de la extrañeza.

La sociedad está compuesta por sujetos de rendimiento, es decir, sujetos que se autoexplotan.
Rendimiento significa el producto o utilidad que rinde o da alguien o algo, también la proporción entre el producto o el resultado logrado, además, cansancio o falta de fuerzas como bien dice El Prometeo cansado.Es decir, somos sujetos creyéndonos libre pero nos autoconsumimos sin ser conscientes. Al vivir en esta sociedad la cual ignora todo aquello que creemos que está bien, ignoramos las contrucciones de las cosas, o el por qué de las preguntas. Lo que significa la esencia. Estos sujetos de rendimiento han dado lugar a que si una casa esta destrozada por dentro pero perfecta por fuera, todo va bien. O incluso aunque las bases de la política sean nefastas, miramos hacia otro lado e ignoramos. Y así nos vamos autoexplotando.

Ignoramos aquello que vemos extraño como la esencia destrozada de una casa. Quiero representar esa esencia destrozada (cimientos, planos, estructuras,etc), la casa es perfecta y no vemos fallo alguno. Sin embargo cuando esto falla (esencia) , lo ignoramos, nos conformamos y seguimos la normalidad.

Quiero hacer ver como el error está en la esencia de algo y aún así seguimos construyendo. 



El hombre en la era de la comunicación ininterrumpida

El hombre se siente más libre que nunca y se mira más al espejo que nunca (se considera el centro del universo) y no mira más allá, no hace esa búsqueda de la verdad, de la belleza, de la justicia que preconizaba Platón. Y sin embargo, es más esclavo que nunca. Son cadenas casi invisibles, pero le atenazan y le condicionan todo lo que hace y todo lo que piensa.
Estudios recientes indican que hay gente, sobre todo jóvenes, que está más horas conectada (al día) a redes sociales y dispositivos móviles que a la vida real, interaccionando con personas de carne y hueso.
Esta maqueta es una metáfora del mito de la caverna. El hombre encadenado de nuestros días no es consciente de sus “cadenas” y sigue mirándose al espejo y considerando que él es el centro del universo y que es libre de hacer y de pensar lo que quiera. Las cadenas, sin embargo, están ahí, y lo atenazan, de una forma más o menos visible desde todos los dispositivos y redes a los que se conecta sin cesar.